La participación ciudadana se define como el involucramiento activo de los ciudadanos en la toma de decisiones y la gestión de asuntos públicos que impactan sus vidas y comunidades. Va más allá del simple acto de votar, abarcando diversas formas de incidencia, como la consulta, la deliberación, la colaboración y la vigilancia. Busca fortalecer la democracia, promover la transparencia y asegurar que las políticas públicas respondan a las necesidades y aspiraciones de la población.
Históricamente, las raíces de la participación ciudadana se encuentran en las antiguas democracias griegas, donde los ciudadanos participaban directamente en la asamblea para decidir sobre los asuntos de la polis. A lo largo de la historia, diversas experiencias de participación han surgido en diferentes contextos, desde los cabildos abiertos en la época colonial hasta los movimientos sociales del siglo XX. En la actualidad, la participación ciudadana se ha convertido en un principio fundamental de la gobernanza democrática a nivel global, impulsada por la creciente demanda de transparencia, rendición de cuentas y una mayor inclusión en los procesos de toma de decisiones.