El Monitoreo y Evaluación Participativa (MyE Participativa) es un enfoque que involucra activamente a los ciudadanos y otras partes interesadas en el proceso de seguimiento y valoración de proyectos, programas y políticas públicas. En Panamá, donde la participación ciudadana está ganando cada vez más terreno, este enfoque puede fortalecer la transparencia y la rendición de cuentas en la gestión pública, asegurando que los proyectos de desarrollo se alineen con las necesidades y prioridades de la población.
La importancia de la MyE Participativa radica en su capacidad para generar información más relevante, completa y precisa. Al involucrar a los ciudadanos en la recopilación y análisis de datos, se pueden identificar problemas y oportunidades que podrían pasar desapercibidos para los evaluadores externos.
En el contexto panameño, esto es crucial para asegurar que los proyectos de desarrollo respondan a las necesidades reales de las comunidades indígenas, las zonas rurales y los grupos vulnerables.
Los principios clave de la MyE Participativa incluyen la inclusión, la transparencia, la rendición de cuentas, el aprendizaje y la acción. La inclusión implica garantizar que todos los grupos de interés, incluyendo aquellos marginados o vulnerables, tengan la oportunidad de participar en el proceso. La transparencia exige que la información sobre los proyectos y políticas sea accesible al público y que los resultados del monitoreo y la evaluación sean comunicados de manera clara y oportuna. La rendición de cuentas implica que los responsables de los proyectos y políticas rindan cuentas a los ciudadanos por su desempeño y resultados.
Para implementar la MyE Participativa de manera efectiva, es necesario contar con una serie de herramientas y técnicas. Estas pueden incluir encuestas, entrevistas, grupos focales, talleres participativos, observación directa y análisis de documentos. Es importante seleccionar las herramientas y técnicas más apropiadas para cada contexto y objetivo de evaluación. En Panamá, es fundamental adaptar estas herramientas a las características culturales y lingüísticas de las diferentes comunidades, asegurando que los métodos de recopilación de datos sean culturalmente sensibles y que los resultados sean comprensibles para todos los participantes. el fortalecimiento de las organizaciones de la sociedad civil, la promoción de la educación cívica y el uso de tecnologías de la información y la comunicación (TIC) pueden contribuir a superar estos desafíos y fomentar una cultura de participación y rendición de cuentas.